La tendencia del «quiet luxury» o cómo la moda lo dice todo sin necesidad de logos.
He caído en la Succession fever y lo que más me ha llamado la atención, además de sus lujosos protagonistas, es ese elemento que parece estar en segundo plano pero que reluce en pantalla: la moda. Prendas que susurran lujo y estilo. Un estilo que parece pasar desapercibido pero que, sin duda, es carne de fashionistas. Sí, hablo del quiet luxury. ¡Shhh! Empezamos.
¿Sabes cuando vas por la calle y ves a una persona bien vestida, pero de verdad? Y no me refiero a su manera de combinar las prendas o los colores o que tiene el bolso o las sneakers de moda, no. Sino a que sus prendas denotan calidad, lujo y marca, pero sin ser esto último algo patente. Nada de logotipos, nada muy evidente ni aparentemente reconocible, prendas que pasan desapercibidas pero que a la vez consiguen que te quedes mirando. Lo interesante es que esta ropa que parece no tener nada de especial, realmente lo tiene todo.
El quiet luxury siempre ha estado ahí, pero gracias al fenómeno Succession ha terminado de catapultarse. Recuerdo cuando mi padre, al que le pierde la moda como a mí, alardeaba de sus últimas adquisiciones y yo no entendía por qué tanto revuelo por un suéter de cachemira que era suave, sí; precioso, por supuesto; y que le sentaba como un guante, eso sin duda. ¿Que esto vale cuánto? – me extrañaba yo. Me costó entenderlo en su momento, pero después «descifré» el secreto. Así visten los que saben de moda, los verdaderos conocedores, los que no necesitan demostrar nada porque con esas prendas lo demuestran todo.
¿Qué es el quiet luxury?
El lujo silencioso es la tendencia del 2023 que viene pisando fuerte. Son prendas de calidad, con una confección cuidada, un estilo minimalista, discreto y unos materiales excepcionales. Muchas veces, se trata de piezas hechas a medida, que sientan tan bien que es complicado no mirarse en todos los espejos, escaparates y vitrinas que te encuentres por el camino.
Esta moda elitista y atemporal que silencia la ostentación es perfecta para convertirse en fondo de armario de todo aquel que pueda permitírsela. Porque si bien es cierto que el coste de las prendas es muy elevado, la versatilidad que dan al closet parece merecer la pena para los verdaderos connoisseurs. Kendall, junto al resto de la familia Roy, se ha convertido en uno de sus mayores referentes y Succession en una de las responsables de que queramos vestir como los auténticos ricos.
Es cierto que el boom de la serie ha ayudado a posicionar el concepto, pero el auge de la tendencia del lujo silencioso nace como una respuesta al período postpandemia. Pasamos por el comfort wear, con los looks pijameros y los chándales como máximos exponentes; recientemente hemos visto esa vuelta a la tendencia del Y2K como una forma de romper con lo anterior y ahora parece que regresamos a los básicos, algo que solo un pequeño porcentaje de la población ha concebido como una constante.
Me refiero al ‘uniforme’ de los ricos. Prendas completamente iguales de distintos colores para combinar de infinitas formas. Atemporales, sencillas, que no llaman la atención. Hechas a medida, cómodas, con las que no pierdes el tiempo pensando en qué ponerte. Una estrategia que han seguido gigantes como Zuckerberg o Jobs, y que han convertido en su estilo, incluso en un icono que les identifica, además de en una herramienta de ahorrar tiempo. La misma camiseta gris o el mismo suéter de cuello vuelto es ese ‘uniforme’ que evita decir la famosa frase «no sé qué ponerme».
Y si lo pensáis, a los Roy les ocurre prácticamente lo mismo. Cada uno de los personajes tiene un estilo muy definido que se basa en cierta tipología de prendas que se repite constantemente, temporada tras temporada. Cambiando de colores, de estampados, de material, pero que consigue definir al personaje que las lleva. En el caso de nuestro querido Ken, para el que las cosas no siempre salen bien, o casi nunca, sus prendas parecen decir todo lo contrario. Trajes de 11.000 dólares, camisetas lisas de Maison Margiela que no cuestan menos de 400 euros, el colgante de oro de 25.000… Él sufre, pero con lujo.
Tom Ford, Zegna, The Row, Loro Piana o Brunello Cucinelli son solo algunas de las referencias de marcas de moda que podemos ver en la serie. La calidad de los materiales parece traspasar la pantalla: esos trajes tan cuidados y a la vez tan discretos, que parecen no tener costuras, esa sensación de prácticamente notar las texturas, el hecho de que parezca hecho a medida para quien lo lleva, como si hubieran nacido con esa prenda. Sin duda, eso es el quiet luxury.
Es curioso porque me recuerda mucho a la cocina creativa. Parece ‘poca cosa’ pero tiene un sabor increíble. No todo el mundo la entiende, pero quien sabe de cocina, de calidad, de ingredientes, sin duda apuesta por este tipo de gastronomía.
Y volviendo a hablar de sucesión, como diría mi padre, «mejor tener pocas prendas, pero de calidad». En este sentido, no está mal ser la única sucesora, porque, aunque lo de quiet no lo he sacado de él, el luxury seguro que puedo heredarlo.